Debido a este devastador movimiento sísmico, Puerto Príncipe se ha convertido en sinónimo de muerte, destrucción y caos. Los millones de damnificados claman ayuda de su gobierno y de la comunidad internacional para combatir el miedo, hambre y la desolación. La desesperación cunde entre los habitantes de Haití que no ven solución a la casi nula posibilidad de rescatar sobrevivientes de entre los escombros, a recobrar los cuerpos de sus seres queridos, a la falta de servicios básicos y al miedo que generan los constantes movimientos de la tierra que se siguen produciendo en forma de replicas y que siguen cobrándose vidas inocentes, esperanzas y ilusiones.
El desastre producido en Haití no solo ha dejado miles de muertos sino que también gran cantidad de heridos y damnificados. Así pues, miles de personas se han quedado sin un hogar y no cuentan con los servicios más esenciales para su supervivencia. Todos hemos sido observadores de como la población de la primera república negra del mundo y el primer estado caribeño en lograr su independencia, clama desesperadamente por ayuda para ser rescatados de entre las ruinas, para que atiendan su dolor y curen sus heridas.
Es un llover sobre mojado cuando un desastre natural de esta magnitud hiere gravemente las entrañas del país más pobre del continente americano, en el que un 80% de su población vivía bajo el nivel de la pobreza. Es pues una ironía del destino cuando a tanta gente pobre la naturaleza les arrebata hasta las esperanzas. Hemos de ser consientes que miles de familias han quedado destruidas, miles de niños han quedado abandonados, miles de jóvenes como nosotros se han quedado sin un fututo cierto, sin una escuela o sin una universidad.
Es muy preocupante la información que brinda UNICEF respecto de la peligrosa situación en la que se encuentran niños y adolescentes víctimas del terremoto en Haití que una vez han recibido atención médica son víctimas de violaciones a sus derechos fundamentales.
El pueblo haitiano y su representación política, así como diversos representantes de ONGs y de la sociedad civil han pedido constantemente ayuda a la comunidad internacional para asistir a los damnificados del terremoto y para atender las urgentes necesidades de la población.
El Gobierno Español en respuesta a este llamamiento, ha puesto en marcha la Operación Hispaniola enviando el buque de asalto anfibio Castilla de la Armada española con destino a Haití en misión de ayuda humanitaria con 450 militares a bordo y 23 agentes de la Guardia Civil. Con un equipo sanitario de 27 miembros, que trabajarán en un hospital con 70 camas y contarán con ambulancias y un servicio de telemedicina para consultar por videoconferencia a médicos especialistas en España. También incluye cuatro helicópteros, una unidad de zapadores dotada de excavadoras y camiones, y una unidad de apoyo logístico con dos plantas potabilizadoras de agua.
Esta misión humanitaria del buque Castilla, se prolongará durante cerca de tres meses con dos objetivos: la ayuda sanitaria a las víctimas del terremoto y la mejora de la seguridad en Haití, a la que contribuirán los guardias civiles, que colaborarán con la misión de la ONU en el país caribeño.
De esta forma “España pretende dar una respuesta al horror”, como afirmó la ministra de Defensa, Carme Chacón.
La atención a las victimas es el principal objetivo en estos momentos, sin embargo la ayuda internacional no debe cesar, ya que se necesitará afrontar la reconstrucción de infraestructuras como las carreteras, los suministros de agua y energía, el restablecimiento de las comunicaciones y la construcción de hospitales, en un contexto en el que serán habituales los corrimientos de tierra.
Desde aquí, la JSC de Granollers hacemos un llamamiento para la colaboración con nuestros hermanos Haitianos a través de los diversos canales existentes. No importa la cuantía o cantidad, lo importante es colaborar. El pueblo de Haití necesita de nuestro apoyo y está en nuestras manos el poder ayudar.
Hacemos llegar nuestro consuelo y apoyo al hermano pueblo de Haití, que el tiempo cure esta gran herida y que la solidaridad haga resurgir la esperanza.